
Llamamiento a la acción: JABONES PARA LA OIM
29-30 de abril de 2020
Transbalkan Solidarity te anima a participar en una campaña de protesta que consistirá en un bombardeo de jabones que durará 48 horas, dirigida contra la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Este es el organismo que gestiona los campos en los que se ha confinado a las personas en tránsito en Bosnia y Herzegovina.
¿Por qué hay que pasar a la acción?
Las condiciones en las que se encuentran los campos que gestiona la OIM en Bosnia y Herzegovina durante la pandemia del COVID-19 son parecidas a las que había en los campos de concentración.
– La violencia contra las personas que viven en los campos no para de aumentar.
– La comida es siempre insuficiente y poco nutritiva, y ahora incluso las cantidades son menores y es de peor calidad.
– Las condiciones higiénicas son preocupantes.
– La asistencia sanitaria sigue bajo mínimos.
– A las personas se les niega libertad de movimiento y la posibilidad de dejar el campo durante un periodo indefinido.
Transbalkan Solidarity sostiene que:
– ¡El jabón no es un lujo!
– ¡La basura no es comida!
– ¡Un campo no lugar donde vivir!
– ¡Una tienda de campaña no es una casa!
¿Cómo puedes participar en la campaña?
– Envía un jabón (foto adjunta) a la OIM a: missionsarajevo@iom.int y PVANDERAUWERAERT@iom.int
Si te preocupa tu privacidad, abre una nueva cuenta de mail.
– Comparte un jabón (foto adjunta) en tus redes sociales con los hashtags siguientes: #thissopaisforiom #soapbombing, #protestcampaign #transbalkansolidarity, #iom
– Difunde este llamamiento a la acción entre tus contactos y tu comunidad
– Envía y/o comparte un jabón en cualquier momento entre el 29 y el 30 de abril de 2020
¡Pasa a la acción! ¡Envía un jabón de esperanza!
Transbalkan Solidarity
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¿Por qué organizamos esta campaña de protesta?
Desde que acabó la guerra en 1995, la Comunidad Internacional ha tenido una fuerte presencia en Bosnia y Herzegovina (BiH), y en muchos casos, ha sustituido a las deficientes instituciones del estado. Con un mandato amplio, los miembros de la Comunidad Internacional han hecho todo lo que han podido por permanecer en el poder en BiH el mayor tiempo posible, básicamente con el objetivo de conservar sus bien remunerados puestos de trabajo, mientras viven en el centro de Europa.
De esta forma, y con un turbio mandato, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha manejado en años recientes cuestiones tan amplias como indemnizaciones, conflictos relacionados con violencia sexual y, recientemente, la prevención de terrorismo. De esta manera se posicionaron como uno de los principales donantes de un importante número de ONG y medios de comunicación independientes, condicionando así su trabajo y reduciendo la capacidad crítica de la sociedad civil.
Cuando el número de personas en tránsito en BiH empezó a aumentar, la OIM “de repente” reconoció la “aplicabilidad” de su mandato para esta situación. En el plazo de algunos meses consiguió apartar al desinteresado Estado (aduciendo la corrupción que existía en las instituciones del estado), y a la misión de ACNUR en BiH (aduciendo que la nueva situación no era un tema de refugiados sino de migración) y se convirtió en el principal actor al que la UE donaba su dinero. En la actualidad, el dinero recibido en los últimos dos años se acerca a los 40 millones de euros. La UE vio a la OIM como un socio apropiado para apoyar su “misión” de usar BiH como segundo filtro europeo, después de Grecia, en las fronteras de la UE.
El verano de 2018 se hizo evidente que miles de personas no podían dormir en las calles de BiH, atendidas únicamente por población local ya muy afectada por la pobreza, y por un número aleatorio de voluntarios internacionales que venían a proporcionar ayuda humanitaria. Así que la OIM asumió la responsabilidad de organizar “centros temporales de alojamiento”. En lugar de cooperar con el estado, la OIM alquiló espacios a propietarios privados, muchos de los cuales con un pasado sospechoso. Además de alquilar un hotel abandonado, sin agua potable, en donde colocó a algunas “afortunadas” familias, la OIM alquiló algunos edificios abandonados, algunos tan precarios como salas de fábricas abandonadas. La intención no fue nunca que las condiciones en estos espacios fueran habitables y dignas. Personas de todas las edades se hacinan en las salas, con cientos de camas en un mismo espacio. Los menores no acompañados no han recibido asistencia adecuada o educación de ningún tipo. Las condiciones higiénicas nunca han alcanzado un nivel digno, con un acceso muy limitado a agua potable y agua caliente. La comida siempre ha sido escasa. La asistencia sanitaria, incluyendo la psicológica, se reduce a los mínimos. No existe una protección adecuada en los campos; por el contrario, las personas están expuestas a todo tipo de violencias, tráfico y drogas.
Desde el principio, estos campos de concentración han sido lugares de abuso y restrictivos, y su objetivo no fue nunca el de ser lugares en los que las personas pudieran quedarse y vivir dignamente. En estos campos, además de emplear a mucho personal formado ad hoc, la OIM contrató empresas de seguridad privadas y también a organizaciones locales e internacionales, a las que ha pagado a través de los fondos de la UE.
Desde que aparecieron las empresas de seguridad privadas, han habido informes legítimos y documentados de violencia por parte de los guardas de seguridad contra las personas que vivían en el campo. Fuera de los campos, la OIM se mantiene alejada de las personas que viven en la calle. En muchas ocasiones se niega a aceptar a personas que son, por definición, vulnerables (entre las cuales menores acompañados, mujeres con niños/as y personas LGBT ) en los campos, aduciendo que no cabe más gente, incluso en los casos cuando solo ha acudido una persona buscando refugio. Además, la OIM se niega, como mínimo públicamente, a comprometerse y condenar las devoluciones en caliente y la violencia que se ejerce contra las personas en las fronteras con Croacia y Eslovenia. Lo que es más, la OIM se niega, como mínimo públicamente, a condenar las acciones mediante uso de perfil racial que realizan las diferentes autoridades administrativas en Bosnia, o el discurso de odio y las mentiras que expresan políticos bosnios con el objetivo de promover el racismo en Bosnia. La única cosa en la que se implica la OIM activamente es, en corroboración con diferentes instituciones del Estado, en apoyar la preocupante militarización de la policía.
Con la propagación del COVID-19, los campos en los que se confina a las personas en tránsito aún se asemejan más a un campo de concentración. Las autoridades de BiH ordenaron prohibir el movimiento de las personas en tránsito, así que la OIM estuvo de acuerdo en cerrar completamente a las personas en los campos y restringir su libertad de movimiento durante un periodo indefinido.Desde entonces han aumentado los informes de violencia contra las personas que viven en ellos por parte de los guardas de seguridad y del personal de la OIM. Además, las escasas raciones de comida han pasado a ser todavía más reducidas y de peor calidad (por favor, ved las fotos). Antes, la gente podía ir como mínimo a los mercados y comprar más comida si tenían dinero, pero esto ya no es posible. Las condiciones higiénicas nunca han mejorado, simplemente han empeorado. Las personas en tránsito se sienten más expuestas a la pandemia, ya que hacen cola durante horas para recibir su comida, y también por el tratamiento de desinfección que se lleva a cabo una vez por semana delante de la sala de la fábrica (por favor, ved las fotos). El cierre completo de los campos y el hecho de que el personal que va a trabajar cada día a los campos se ha relacionado socialmente fuera del campo, las personas en tránsito están corriendo un riesgo muy alto. La asistencia sanitaria se reduce a los mínimos, y solo tienen acceso a paracetamol.